Cómo saber si el bebé tiene frío ¿Por qué les afecta más?

Con la llegada del invierno siempre se tienen presente los grupos de población que presentan más vulnerabilidad frente al frío, donde podemos encontrar a los bebés recién nacidos y con pocos meses o años de vida.

En este artículo os contamos cómo saber si el bebé tiene frío y cuáles son los motivos por los que los bebés suelen enfermar más en los meses de otoño e invierno y qué tipo de medida podemos tomar para que nuestro bebé pase la temporada de invierno cómodamente.

¿Por qué los bebés enferman más en invierno?

Uno de los motivos principales por lo que un bebé enferma más fácilmente con el frío es debido a la falta de desarrollo de su organismo, ya que hace que su sistema de respuesta neurovascular no pueda regular la temperatura adecuadamente frente a las temperaturas bajas.

Por otro lado, existen otros motivos por los que un bebé puede enfermar fácilmente en invierno.

Temperatura

En invierno, los cambios bruscos de temperatura entre entornos cerrados y abiertos son muy comunes. Estos cambios pueden afectar negativamente a un bebé si no está correctamente abrigado, ya que su sistema de regulación térmica aún no está completamente desarrollado. La exposición a temperaturas frías sin la protección adecuada puede llevar a una mayor pérdida de calor corporal, provocando molestias, escalofríos e incluso aumentando el riesgo de hipotermia. Es fundamental vestir al bebé con varias capas de ropa para conservar su calor corporal y asegurarse de que esté cómodo sin sobrecalentarse.

Respiración

La forma en la que respiramos influye directamente en nuestra salud, y en los bebés esto es aún más importante. Los bebés tienden a respirar más por la boca que por la nariz, lo que puede hacer que el aire frío ingrese directamente a su sistema respiratorio sin el filtrado y calentamiento natural que ocurre al respirar por la nariz. Esto puede hacer que absorban aire más frío, lo que aumenta el riesgo de irritaciones en la garganta, congestión nasal e infecciones respiratorias como resfriados o bronquitis. Para evitarlo, es recomendable mantener el ambiente cálido y utilizar humidificadores para evitar que el aire seco irrite sus vías respiratorias.

Pérdidas de defensa

Las barreras naturales de defensa del cuerpo en zonas como la nariz y la garganta pueden verse afectadas por las bajas temperaturas. Cuando el aire es muy frío, estas barreras pierden eficacia, lo que hace que el aire respirado no sea lo suficientemente caliente antes de llegar a los pulmones. Esto puede generar irritación en las mucosas, favorecer la sequedad de las vías respiratorias y aumentar la susceptibilidad a infecciones como gripes o resfriados. Para ayudar a reforzar estas defensas, es recomendable hidratar al bebé con frecuencia y evitar cambios de temperatura bruscos al entrar o salir de espacios con calefacción

Cómo saber si el bebé tiene frío

Determinar si un bebé tiene frío es crucial para su bienestar y comodidad. Aquí hay algunas señales y métodos para evaluar si tu bebé está lo suficientemente abrigado:

1. Temperatura de la piel: Toca las manos, pies y nariz del bebé. Si estas áreas se sienten frías al tacto, es probable que necesite más abrigo. La temperatura ideal de la piel debe ser cálida y suave.
2. Color de la piel: Observa el color de la piel del bebé. Si tiene un tono pálido o azulado, especialmente en las extremidades, esto puede ser una señal de que está frío.
3. Comportamiento: Presta atención a cómo se comporta tu bebé. Si llora más de lo habitual, parece inquieto o se muestra menos activo, podría estar indicando que tiene frío.
4. Escalofríos: Aunque los bebés no tienden a temblar como los adultos, puedes notar movimientos inusuales o un cambio en su postura que podría sugerir incomodidad por el frío.
5. Vestimenta: Asegúrate de que el bebé esté vestido de acuerdo con la temperatura ambiente. Usar varias capas puede ser efectivo para mantener su calor, pero evita el exceso de ropa que pueda causar sobrecalentamiento.

Consejos adicionales

• Temperatura ambiente: Mantén la habitación del bebé a una temperatura confortable, generalmente entre 20 y 22 grados Celsius (68-72 grados Fahrenheit).
• Revisiones regulares: Verifica periódicamente cómo se siente el bebé y ajusta su ropa según sea necesario. Usa un termómetro para bebés si tienes dudas sobre su temperatura corporal.
• Consulta médica: Si tienes preocupaciones sobre la temperatura de tu bebé o su comportamiento, no dudes en consultar a un pediatra para obtener orientación.

Estar atento a estas señales te ayudará a asegurarte de que tu bebé se mantenga cómodo y seguro.

Estrés por frío en recién nacidos

El estrés por frío en recién nacidos es una preocupación importante, ya que los bebés son especialmente vulnerables a las bajas temperaturas. Un entorno frío puede afectar su salud y desarrollo, por lo que es esencial reconocer los signos de estrés por frío, como una disminución en la temperatura corporal, que debe estar entre 36.5 y 37.5 grados Celsius (97.7 a 99.5 grados Fahrenheit). Además, la piel del bebé puede verse pálida o azulada, y su comportamiento puede incluir inquietud y llanto frecuente.

Las consecuencias del estrés por frío pueden ser graves e incluir hipotermia, dificultades respiratorias y un retraso en el crecimiento y desarrollo. La hipotermia, en particular, es una condición médica seria que requiere atención inmediata si la temperatura del bebé desciende demasiado. Por lo tanto, es crucial que los cuidadores estén atentos a estos síntomas para poder actuar rápidamente.

Para prevenir el estrés por frío, es fundamental mantener un ambiente cálido, con una temperatura adecuada entre 20 y 22 grados Celsius. También es importante vestir al bebé con varias capas de ropa para conservar el calor corporal, y realizar un monitoreo regular de su temperatura y comportamiento. Si se observan signos de estrés por frío, se debe consultar a un pediatra para asegurar la salud del recién nacido.

Cómo puede afectar el frío de invierno a un bebé

Si a la falta de desarrollo de las defensas de un bebé le sumamos que las bajas temperaturas, especialmente en invierno, disminuyen aún más las defensas y facilitan la aparición de enfermedades como las neumonías, bronquitis o gripe, acompañadas de dolor de oído o de irritación de garganta y tos.

Es muy probable que un bebé con pocos años de vida pueda sentir algunos de los siguientes problemas en invierno. Hay varios motivos por los que el riesgo de enfermar en invierno es mayor como los cambios bruscos de temperatura, el contagio de virus en zonas concentradas y la falta de higiene.

Qué hacer para evitar que tu bebé se ponga enfermo

Ya que los bebés no tienen un sistema inmunológico desarrollado y su organismo no tiene la misma capacidad de defensa que los adultos, debemos tomar una serie de medidas para protegerlos durante los fríos meses de invierno.

Ventila tu hogar

Aunque haga frío, es importante mantener una ventilación adecuada en casa para renovar el aire y reducir la concentración de virus y bacterias. Se recomienda abrir las ventanas al menos 10-15 minutos al día, preferiblemente en las horas menos frías.

Además, es clave mantener una temperatura regulada y estable dentro del hogar, evitando contrastes bruscos con el exterior. La temperatura ideal en la habitación del bebé suele situarse entre 20 y 22°C. El uso de humidificadores también puede ayudar a evitar la sequedad en el ambiente y reducir el riesgo de irritaciones en las vías respiratorias.

Limpia el entorno de tu bebé

Los bebés tienen la costumbre de llevarse las manos y objetos a la boca, lo que puede aumentar el riesgo de infecciones. Para reducir este peligro:

• Lava con frecuencia los juguetes, chupetes, tronas, carritos y cuna con productos desinfectantes aptos para bebés.
• Lava tus manos y las del bebé regularmente, especialmente después de salir a la calle o antes de comer.
• Evita el contacto con personas resfriadas o que presenten síntomas de gripe o infecciones respiratorias.

Mantener un entorno limpio es clave para reducir la exposición a gérmenes y virus.

Abriga a tu bebé al salir a la calle

Abrigar a un bebé antes de salir al exterior es obligatorio, sobre todo si vemos que hace frío fuera y para evitar el contraste de calor en el hogar y frío de la calle.

Debemos vestir a nuestro bebé acorde a la temperatura ambiental, tampoco hace falta que lo abrigues en exceso, y sobre todo procurar tapar su nariz y boca de vez en cuando para que no respire aire frío además de estar pendiente de que no se lleve demasiado las manos a la boca ya que podría contraer alguna infección debido al contacto con superficies del exterior.

Por otro lado, si piensas que mantener a tu bebé dentro de casa es una buena opción para que no se exponga a las frías temperaturas del exterior, tenemos que decirte que te equivocas.

La concentración de virus suele producirse en entornos cerrados, por lo que tampoco es bueno que un bebé no disfrute nada del aire libre.

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También puedes leer nuestro artículo “Cómo abrigar a tu bebé de la mejor forma” para conocer todo lo necesario para que tu bebé pase un invierno lo más caliente y cómodo posible.

Higiene de manos

Una de las principales formas de propagación de enfermedades se produce a través del contacto con superficies contaminadas y en invierno se fomentan aún más este tipo de contagios, por lo que deberemos procurar que nuestro bebé mantenga una limpieza de manos correcta durante todo el tiempo.

¿Es malo el cambio de tiempo para los bebés?

El cambio de tiempo puede afectar a los bebés de varias maneras, aunque no todos los bebés reaccionan de la misma forma. Algunos de los aspectos a considerar incluyen:

1. Adaptación a nuevas temperaturas

Los bebés son más susceptibles a los cambios de temperatura debido a su sistema inmunológico en desarrollo y a su capacidad limitada para regular la temperatura corporal. Un cambio repentino de clima frío a cálido, o viceversa, puede hacer que se sientan incómodos. Esto puede manifestarse en alteraciones en su comportamiento, como irritabilidad o llanto.

2. Impacto en la salud

Los cambios bruscos en el clima pueden incrementar el riesgo de resfriados o enfermedades respiratorias. Durante los meses fríos, por ejemplo, el aumento de virus respiratorios puede ser más pronunciado. Además, la exposición a temperaturas extremas puede llevar a problemas como la hipotermia o el golpe de calor si no se toman las precauciones adecuadas.

3. Alteraciones en el sueño

Los cambios de tiempo también pueden influir en los patrones de sueño de los bebés. Las variaciones en la temperatura y la humedad pueden hacer que un bebé tenga dificultades para dormir bien, lo que puede resultar en un aumento de la irritabilidad y el cansancio durante el día.

Síntomas de que el bebé tiene frío

Aquí tienes algunos síntomas comunes de que un bebé puede tener frío:

1. Manos y pies fríos: Aunque las extremidades suelen estar más frescas, si están muy frías, puede ser señal de que el bebé necesita más abrigo.
2. Piel pálida o azulada: La piel del bebé puede volverse más pálida o adquirir un tono azulado en manos, pies, o labios si tiene frío.
3. Llanto o irritabilidad: Si el bebé está incómodo y no encuentras otra causa, el frío podría ser el problema.
4. Movimientos reducidos: Un bebé que está muy frío puede moverse menos, quedarse más quieto de lo normal o estar somnoliento.
5. Nuca fría: La nuca es un buen indicador de la temperatura corporal del bebé. Si está fría al tacto, podría necesitar más abrigo.
6. Escalofríos: Aunque no es común en recién nacidos, algunos bebés mayores pueden mostrar ligeros temblores si tienen frío.

¿Qué hacer?

• Abrígalo en capas: Usa ropa adicional de acuerdo a la temperatura del entorno. Las capas permiten ajustar el nivel de abrigo según sea necesario.
• Protege la cabeza y extremidades: Un gorro, calcetines y manoplas ayudan a retener el calor.
• Revisa la temperatura ambiente: Mantén el espacio entre 20-22°C y evita corrientes de aire.

Si el bebé no mejora tras abrigarlo o muestra signos como piel muy azulada o letargo extremo, consulta al pediatra de inmediato.

Conclusión sobre cómo saber si el bebé tiene frío

Determinar si un bebé tiene frío es fundamental para su bienestar. Las señales que indican que el bebé puede estar frío incluyen una temperatura de piel baja, especialmente en manos, pies y nariz, así como un color de piel pálido o azulado. Además, si el bebé llora más de lo habitual, muestra inquietud o tiene movimientos inusuales, podría estar intentando comunicar que tiene frío.

Para mantener al bebé cómodo, es esencial asegurarse de que esté vestido adecuadamente para la temperatura del entorno, utilizando varias capas de ropa. Estar atentos a estas señales y ajustar la vestimenta y el ambiente del bebé contribuirá a su confort. Si surgen dudas sobre la temperatura adecuada o la vestimenta, es recomendable consultar a un pediatra para obtener orientación específica.

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Preguntas frecuentes sobre cómo saber si el bebé tiene frío

¿Cómo saber si mi bebé tiene frío por dentro?

Saber si tu bebé tiene frío por dentro puede evaluarse observando señales como manos y pies muy fríos, piel pálida o azulada, y una nuca fría al tacto, ya que esta área refleja mejor su temperatura corporal. Además, el llanto persistente, irritabilidad, o incluso movimientos reducidos pueden ser indicios de incomodidad por frío. Es importante recordar que las extremidades frías no siempre significan que el bebé tiene frío interno, ya que los recién nacidos aún regulan su temperatura de manera menos eficiente.

Para asegurarte de que tu bebé esté cómodo, vístelo en capas adecuadas a la temperatura ambiente y verifica la temperatura de la habitación (idealmente entre 20-22°C). Si notas que el bebé está muy tranquilo o somnoliento junto con signos físicos de frío, podrías abrigarlo un poco más. Siempre presta atención a sus reacciones y, si dudas, consulta al pediatra para asegurarte de que esté bien.

¿Dónde tocar al bebé para saber si tiene frío?

Para saber si tu bebé tiene frío, estas son las zonas clave que puedes tocar:

1. La nuca: Es el mejor lugar para verificar su temperatura corporal. Si está fría, es posible que el bebé necesite más abrigo. Si está tibia, está bien abrigado.
2. El pecho o la barriga: Estas áreas deben sentirse cálidas. Si están frías, indica que el bebé podría necesitar una capa extra.
3. Manos y pies: Aunque suelen estar más frescos de forma natural, si están muy fríos o azulados, podría ser señal de frío generalizado.

Evita guiarte solo por la temperatura de las extremidades, ya que no siempre reflejan el estado térmico del bebé. La nuca y el pecho son los mejores indicadores.

¿Por qué mi bebé tiene la nariz fría?

La nariz fría en un bebé no siempre significa que tenga frío, ya que esta área suele estar más expuesta al ambiente. Sin embargo, aquí tienes algunas posibles razones:

1. Regulación de temperatura: Los bebés aún están desarrollando su capacidad para regular la temperatura corporal, y su nariz puede sentirse fría mientras el resto del cuerpo está cálido y cómodo.
2. Exposición al ambiente: Si el ambiente está fresco o hay corrientes de aire, la nariz puede enfriarse más rápido por estar descubierta.
3. Posible frío general: Si, además de la nariz fría, el bebé tiene manos, pies o nuca fríos, podría necesitar una capa adicional de abrigo.

Revisa la temperatura del bebé tocando su nuca o pecho, que son indicadores más precisos. Si esas áreas están cálidas, no es necesario preocuparse por la nariz fría. Si el bebé muestra otros signos de incomodidad, como llanto o irritabilidad, asegúrate de mantenerlo en un ambiente cálido y sin corrientes de aire.

¿Cuál es la mejor postura para dormir un bebé con mocos?

La mejor postura para dormir a un bebé con mocos es boca arriba, siguiendo las recomendaciones de seguridad para prevenir el síndrome de muerte súbita del lactante (SMSL). Sin embargo, puedes tomar medidas adicionales para aliviar su congestión:

1. Inclinación ligera del colchón: Eleva un poco el colchón colocando una toalla o cuña debajo de la cabecera de la cuna. Esto ayuda a que la mucosidad drene mejor y mejora la respiración. No coloques almohadas directamente debajo del bebé.
2. Humidificador: Utiliza un humidificador de vapor frío en la habitación para mantener el aire húmedo, lo que puede reducir la congestión.
3. Limpieza nasal antes de dormir: Usa suero fisiológico o gotas salinas para despejar sus fosas nasales y, si es necesario, un aspirador nasal para retirar el exceso de mucosidad.

Mantener al bebé cómodo y monitoreado durante la noche es fundamental. Si presenta dificultad para respirar, consulta a su pediatra.

¿Qué temperatura es fría para un bebé?

En general, se considera que una temperatura inferior a 20°C (68°F) puede ser fría para un bebé, especialmente si están inactivos o vestidos inadecuadamente. Los bebés tienen una capacidad limitada para regular su temperatura corporal, por lo que pueden enfriarse más rápidamente que los adultos.

Algunas pautas para asegurarte de que tu bebé esté cómodo en temperaturas frías son:

• En interiores: Mantén la habitación del bebé entre 20-22°C (68-72°F) y utiliza ropa de abrigo ligera, como pijamas de manga larga y sacos de dormir.
• En exteriores: Si la temperatura es inferior a 15°C (59°F), viste al bebé con varias capas (ropa térmica, gorro, guantes y manta). Un buen indicador es ponerle una capa más de lo que tú llevas.

Es importante verificar si el bebé está cómodo tocando su nuca o pecho (que deben sentirse cálidos, no fríos ni sudorosos) y evitar el sobrecalentamiento, ya que también puede ser peligroso.

¿Cómo debe dormir un bebé en tiempo de frío?

Para que un bebé duerma seguro y cómodo en tiempo de frío, vístelo con pijamas cálidos de materiales transpirables, como algodón o tejidos térmicos, y considera usar un saco de dormir, que mantiene el cuerpo abrigado sin necesidad de mantas sueltas. La temperatura ideal de la habitación debe estar entre 20-22°C, evitando calefactores fuertes o estufas cerca del bebé. Si usas mantas, asegúrate de que estén bien ajustadas y solo cubran hasta el pecho, reduciendo riesgos.

Coloca al bebé siempre sobre su espalda, en una cuna con un colchón firme y libre de elementos innecesarios como almohadas o peluches. Comprueba regularmente su temperatura tocando su nuca o pecho para asegurarte de que no esté ni demasiado caliente ni frío. Con estas medidas, tu bebé dormirá cálido, seguro y protegido durante el invierno.

¿Cómo debo vestir a un bebé para que no pase frío?

Para mantener al bebé abrigado, es importante vestirlo en capas. La regla general es ponerle una capa más de la que tú usarías para sentirte cómodo en el mismo ambiente. Asegúrate de que tenga calcetines o zapatos y una chaqueta o abrigo si hace frío. No olvides cubrir su cabeza con un gorro en climas fríos.

¿Es normal que el bebé tenga las manos frías?

Sí, es común que los bebés tengan las manos frías, incluso cuando su cuerpo está a la temperatura correcta. Esto se debe a que su circulación sanguínea aún está desarrollándose. Mientras el torso del bebé esté caliente, no debes preocuparte por sus manos frías.

¿Es necesario mantener la cabeza del bebé cubierta?

Sí, la cabeza de un bebé es una de las áreas donde pierde más calor corporal. Por ello, es importante mantenerla cubierta, especialmente si el bebé está al aire libre o en un entorno frío.

Mi bebé tiene la cara fría, ¿Me debo preocupar?

Si tu bebé tiene la cara fría, no siempre es motivo de preocupación, ya que los bebés aún están desarrollando su capacidad para regular la temperatura corporal. Es normal que tengan las manos, pies o cara más fríos que el resto del cuerpo, especialmente en ambientes frescos. Para asegurarte de que está bien abrigado, toca su pecho, espalda o barriga, ya que estas zonas reflejan mejor su temperatura interna.

Si su cuerpo se siente caliente y su comportamiento es normal (come bien, está activo y no está irritable), no hay de qué preocuparse. Sin embargo, si tiene la piel pálida o azulada, tiembla o parece incómodo, podría estar demasiado frío, y deberías abrigarlo con una manta ligera y verificar la temperatura de la habitación (idealmente entre 20-22°C). Si persisten signos de malestar o rigidez en el cuerpo, consulta con el pediatra.

Mi bebé se destapa por la noche, ¿Es normal?

Sí, es completamente normal que los bebés se destapen por la noche. Muchos tienen un sueño muy activo y se mueven constantemente, lo que hace que las mantas o sábanas se descoloquen. Además, los bebés regulan su temperatura corporal de manera diferente a los adultos, y en ocasiones pueden destaparse porque tienen calor.

Si te preocupa que se enfríe al destaparse, aquí tienes algunas soluciones:

• Sacos de dormir: Son una excelente opción porque mantienen al bebé abrigado sin riesgo de que se enrede con mantas o sábanas. Además, los hay de diferentes grosores según la estación del año.
• Pijamas térmicos: Usa un pijama abrigado de una pieza con pies cubiertos si la temperatura es baja. Si hace más frío, opta por pijamas de forro polar o algodón grueso.
• Controla la temperatura de la habitación: Lo ideal es que esté entre 20 y 22°C para evitar que el bebé pase frío sin necesidad de sobreabrigarlo.
• Evita mantas y edredones sueltos: No son recomendables para bebés pequeños porque pueden representar un riesgo de asfixia y, además, se destapan con facilidad.

Si el bebé duerme bien y no muestra signos de estar incómodo o con frío (como manos y pies muy fríos o piel pálida), es probable que se sienta cómodo aunque esté destapado